Todos hemos recibido un mal feedback alguna vez.
Incluso un mal examen o un trabajo suspenso en clase ya es un feedback. La diferencia es que antes lo más probable es que en las clases no te importara demasiado porque no veías una gran trascendencia. En cambio, cuando hablamos de nuestro trabajo, o de algún proceso creativo personal de cada uno, ya son palabras mayores.
Porque a veces pones todo tu empeño, tu tiempo y tus ganas en sacar algo adelante, parece que todo va bien, estás ilusionad@ con tus avances, y entonces llega alguien y… lo echa todo por tierra.
Puede que te diga que no lo estás haciendo del todo bien, que ese no es el camino, o directamente que no vales para ello.
Y todo se va a la m*erda.
Quieres acurrucarte bajo una manta y llorar hasta que el mundo se olvide de que tuviste la ridícula idea de intentarlo.
Pero todo el mundo tendrá una opinión, (¿recuerdas el vídeo de “Qué opiniones importan y cuáles mandar a la mierda”? Si no, puedes verlo aquí: https://youtu.be/Gghby1AdHfI ), y ni tú ni tu trabajo podéis gustarle a todos.
En lugar de permitir que ese comentario te defina y te limite, utilízalo para mejorar, para llegar más alto, porque nadie nació sabiéndolo todo y lo normal, a fin de cuentas, es equivocarnos de vez en cuando.
Cuando te dan un mal feedback, la realidad es que sólo tienes dos opciones: rendirte o mejorar.
No hay nada en medio. No debes seguir como antes ignorando por completo en comentario y sin plantearte posibles cambios. Luego puedes elegir o no hacer dichos cambios, pero al menos plantearte cuánto de beneficioso o no hacerlo y si esa persona tiene razón en algo de lo que dice. Y tampoco, por supuesto, debemos quedarnos llorando constantemente por lo que nos ha dicho, retroalimentando nuestra sensación de fracaso pero sin hacer nada al respecto.
O te rindes.
O mejoras.
Punto.
Y tú, ¿qué sueles hacer cuando te dan un mal feedback?
¡Déjamelo en los comentarios!
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