Lo entiendo. Lo has probado todo. TODO. Y no hay manera.
No pierdes peso o lo pierdes y te saboteas a las tres semanas. De verdad, lo sé.
Pero lo cierto es que enfocamos la pérdida de peso de una manera totalmente equivocada. Como si al perder peso por fin pudiéramos darnos el permiso para querernos.
¿Te has parado a pensar en qué pasaría si nos queremos para así poder darnos permiso para perder peso? Somos demasiado exigentes con nosotras mismas y, cuando se refiere a nuestro cuerpo, no sabemos donde pisar el freno y nos metemos en la autopista de la autocrítica destructiva a 180 km/h sin mirar por el retrovisor.
Los primeros pasos a la hora de tener el cuerpo que deseas están en tu cabeza. La comida y el ejercicio son NECESARIOS, pero no son los ÚNICOS FACTORES EN JUEGO. Las conexiones cerebrales que se han creado a lo largo de los años con la comida son muy fuertes y solemos subestimarlos, fingir que no existen o que, si hacemos todo lo demás, con suerte no harán aparición. Y por eso fallamos una y otra vez.
Probemos algo diferente, dejemos de seguir unas instrucciones sin mirar si es bueno o no para nosotras. Estudiémonos. Es nuestro cuerpo al fin y al cabo.
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