Venga Raquel, piensa en otra cosa. El trabajo. Proyectos. Elefante rosa. ¡Mierda!
Tantos kilómetros andando sola dan para mucho. Uno creería que podrías ser capaz de resolver cada uno de tus problemas y crisis existenciales en poco más de dos días. Pero no.
Porque esas pequeñas cosas en las que no nos apetece pensar, que quizás son más superficiales pero son esas típicas ideas o situaciones que representamos una y otra vez en nuestra mente, son las que más aparecen a lo largo de las horas. A veces, de hecho, son las únicas.
¿Te has preguntado alguna vez por qué no puedes parar de pensar en alguien (tu ex, alguien que te gusta… etc) o de recrear una situación en tu cabeza una y otra vez? ¿O de por qué justo cuando no quieres pensar en algo en específico (como el examen de la semana que viene o la discusión de ayer) es todo cuanto haces?
Pues sí amiga, no estás loca ni te estás intentando llevar la contraria constantemente. Tu cerebro te la está jugando.
Hablando con Jen (una mujer con la que caminé en mi #Reto620 por Portugal) descubrimos que las dos teníamos el mismo monotema en mente a lo largo del día anterior a conocernos, y que ambas nos sentíamos estúpidas por ello. No tenía ningún sentido que un elefante rosa rondara nuestra cabeza, ¡teníamos cosas mucho más importantes en las que pensar!
Como puedes imaginar, no hablo de elefantes. Pero en esta ocasión sí que hablaremos de ellos y de por qué fracasamos al intentar no pensar en algo (o alguien) desde el mismo principio en el que lo decidimos.
Antes que nada, hablemos del elefante rosa y de por qué diablos lo nombro tanto (si es que tanto andar no me ha vuelto loca todavía).
Hay una gran variedad de estudios con respecto a esto. Técnicamente el término correcto sería “mecanismo de control mental irónico bimodal” o “rebote de pensamientos” para los amigos, y fue demostrado por David Wegner utilizando la idea de osos polares. Otros usaron rinocerontes. A mí me gustó el elefante rosa.
El experimento trataba en básicamente coger a un grupo de gente de forma individual y pedirles que pensaran o hablaran de cualquier cosa pero que evitaran a toda costa pensar en, en este caso, un elefante rosa. Tenían que tocar una campanita cada vez que lo hacían. Aquello era peor que la Puerta del Sol en Nochevieja.
Se dedujo pues que una parte de nuestra mente está tan atenta controlando que no pienses en el elefante rosa, que lo trae a colación constantemente.
Pues bien, todos tenemos nuestros elefantes rosas personales. Puede ser alguien, algo, un futuro hipotético, una situación pasada… O cuando estás “a dieta” y no quieres ni pensar en los dulces que hay en la despensa… ¡ups! Es lo único que te ronda la cabeza.
Ya llevo más de una semana caminando y mi elefante rosa se ha presentado tantas veces que me da hasta pereza contarlas. Y lo peor es que toda esta historia ¡lo hace parecer mucho más importante!
Le da un peso en tu día a día que en realidad no tiene. Pero nosotras, sobre todo cuando se trata de una persona, decidimos que no podemos sacarle de nuestra cabeza porque nos gusta.
Joder que si nos gusta. Es puto amor. O algo. Al menos algo. “Pero no es normal.”
Excepto que sí, es normal. Porque intentando suprimir el pensamiento, nuestro cerebro se encarga de recordarnos que no debemos de pensar en ello haciéndonos así pensar en ello. Nadie dijo que el sistema fuera perfecto.
¿Y cómo podemos usar todo esto para nuestro beneficio?
Es una gran pregunta, porque yo ya llevaba varios días frustrada con mi pequeño elefante, pero según dicen los entendidos, la solución sería, literalmente, cambiar el pensamiento por un elefante rosa.
WHAT?!
Pues eso. Que cojas a Mr. Notsowonderful, a Mrs. SituaciónHipotéticaQueSoloSucedeEnTuCabeza o a esa conversación que has tenido y todas sus posibles variantes de las cosas que deberías de haber dicho pero no dijiste y decidas no pensar en un elefante rosa.
Y si no te apetece porque, como a mí, los elefantes rosas (los de verdad) te gustan, simplemente debes ser consciente de que tratar de suprimir pensamientos será, de forma casi asegurada, contraproducente. Así que quizás sea mejor dejar a los pensamientos fluir y fingir que no nos importa que nos ronden la cabeza de vez en cuando. Según cuentan los experimentos, lo harán menos.
Ya te contaré cómo me va a mí con el mío, pero dime, ¿cuál es tu elefante rosa?
vero dice
y q haces si tu elefante rosa no ronda tu cabeza sino que te roda a ti? yo aprendí hace años ya a evitar ese pensamiento derivandolo automáticamente a otra cosa, si aparece es buen momento para estudiar leer, o cualquier cosa que requiera un control de la atención… pero y si cuando menos te apetece aparece tu elefante rosa en tu oficina, o en tu bloque d edificios?
Raquel F. dice
Hola Verónica!
Pues si según me dices es algo habitual verle y no puedes cambiarlo, mejor será aceptar que lo verás constantemente. Nada de preguntarte “oh, y si le veo hoy?” No, decir “le voy a ver hoy, como veo los floreros y los cuadros. Y me da igual.”
Total, si no puedes cambiarlo, mejor hacerlo parte de tu realidad. Parece que no ayuda pero te aseguro que sí.
Un abrazo!
David dice
Por muchas veces que cambies algo o alguien por un elefante rosa? No estas solucionando nada, solo estas escondiendolo debajo de la alfombra, no es racional, no es sano ni producente si te encuentras todos los dias con el rosa y asimiliarlo…desde mi humilde punto de vista…es mejor trabajar en algun modo hacia ese alguien o algo que extrapolas por el dichoso elefante rosa para que deje de ser rosa.
Los elefantes son grises…a unas malas para ver un elefante rosa lo tienes que pintar, si no lo pintas tu los elefantes son grises
Raquel F. dice
Muchas gracias por tu opinión, David! 🙂 Lo cierto es que si damos rienda suelta a eso de pensar en algo, y sobre todo en alguien, corremos un altísimo riesgo de crear una fantasía en nuestra cabeza y formar una especie de universo paralelo que sólo existe en nuestra imaginación, y ahí es donde empieza el conflicto. Si es alguien que te gusta, lo idealizas. Si es un ex, empiezas a olvidarte de lo bueno (o de lo malo). Si es alguien con quien has discutido, de tanto recordar la discusión, eres incapaz de separarte y verlo con distancia y perspectiva.
Personalmente, encuentro el truco del elefante rosa muy útil, aunque no tiene por qué ser para todos! ^^ Por supuesto es mejor encontrar la forma de racionalizar y trabajar por no crear situaciones “falsas” en tu cabeza, pero esto es un consejo para hacerlo de una forma que considero más realista, y no creo que sea esconder nada bajo la alfombra, sólo una estrategia para no fantasear y crear falsas expectativas ^^
Pero de nuevo, muchísimas gracias por tu opinión! Y si tienes alguna idea de cómo trabajar hacia ese algo o alguien, seré la primera que querrá escucharlo! 🙂
MARISA dice
Mi elefante rosa ahora mismo es mi tripa, no me gusta nada, quiero dejar de comer dulces pero no puedo y como muchos bollos y dulces y mi tripa sigue igual de fea.
Raquel F. dice
Hola Marisa!
El pensamiento de “mi tripa es fea” es el principio del problema. Si piensas eso, te pones triste, y entonces tu cerebro intenta que te sientas mejor comiendo dulces!
Tienes que buscar ese lugar de ti misma donde te aceptas, a ti y a tu tripa, para a partir de ahí empezar a cuidarte y quererte como te mereces y que las ganas de dulce de forma compulsiva desaparezcan.
Un abrazo!
R
Alexandra dice
Mi elefante rosa es mi ex. Y bueno me vienen pensamientos de el a lo largo del dia pero intento no darle importancia… solo llevamos en contacto 0 un par de semanas…. supongo que se pasara.
Raquel F. dice
Hola Alexandra!
Claro, es normal que lo tengas presente! Pero sí, por supuesto que se pasará, solo hay que tener paciencia y dejar al pensamiento estar!
🙂
R
Calleigh dice
Puff, tengo unos cuantos elefantes rosas, pero creo que hay dos que no se porque vuelven en situaciones similares y actuan como un mecanismo de defensa aunque no haya un peligro real. Uno de ellos es del pasado, el cual me marco mucho y vuelve cuando cualquier hombre me hace el mas minimo de gesto o comentario que deje ver que tiene ciertos patrones de comportamientos machistas con tendencia al maltrato en cualquiera de sus formas. Siendo sincera el elefante rosa del pasado lejano es parecido al elefante rosa de un pasado mas reciente, la unica diferencia es que el del pasado lejano fui testigo y en del pasado reciente lo vivi en primera persona y se a transformado en un elefante rosa presente y futuro haciendo que no deje entrar a nadie a mi vida por miedo
Cinliett dice
¿Qué pasa cuando tu elefante rosa es haberte enterado que has estado con una persona que llevaba doble vida?. Una persona que sin tú saberlo te convirtió en su amante. Una persona que te juraba amor eterno y te prometía todo. ¿Cómo se puede superar algo así?. Cuando encima esa persona ha desaparecido sin darte ni una mísera explicación y negándolor todo…
Mi mente está invadida por tantos pensamientos de elefantes rosas.
Raquel F. dice
Hola bonita 🙂
Imagino que tiene que ser algo extremadamente frustrante, pero te aseguro que saldrás de ello. Obviamente no es la persona que creías y amabas, por lo que no vale la pena seguir dándole tiempo de tu pensamiento. Tú amabas la idea que tenías de él pero no a él. En cualquier caso estás muchísimo mejor sin él porque es obvio que no vale nada como persona.
Es normal que ahora sea en parte tu elefante rosa, pero mi consejo sería que sigas con tu vida, que busques nuevos hobbies. Entretente para tener el menor tiempo libre posible para pensar en él.
Ánimo guapa,
Raquel