Los bajones son inevitables, y en su punto más bajo y profundo nos da la sensación de que hemos olvidado quiénes somos. Nos sentimos vacías, y de golpe nuestro propósito en la vida no va más allá de ser capaces de levantarnos por las mañanas y no deprimir a la gente de nuestro alrededor con nuestra energía de m****a (qué fina estoy hoy, con asteriscos y todo).
Y aunque parezca el fin del mundo, sabemos que no lo es. Pero joder, ¡cómo duele!
Llega un punto en el que ni siquiera hay algo en concreto que nos esté hundiendo, pero el día a día carece de color y nuestra mente parece un puré de patatas con pensamientos incoherentes e inconexos.
(“Siento como si me estuviera desmoronando. Como si… siento como si mi cerebro fuera espagueti.”)
Salir de esta línea de pensamiento negativo es complicado, porque sobre todo requiere paciencia (algo de lo que personalmente, carezco por norma general) y no ser tan duras con nosotras mismas cuando parece que eso de levantar cabeza no se nos da bien. Pero te quiero hablar de las claves que he encontrado en mí misma y en las personitas cercanas a mí para volver a encontrarnos entre tanto kaos mental.