A estas alturas la autoestima parece un ente abstracto al que todo el mundo quiere llegar pero que nadie tiene ni idea de qué pinta tiene.
En Qué Será de Mí queremos aclarar conceptos para acercarnos más a una definición algo más concreta, para saber en qué dirección hay que remar. Si no sabemos a dónde vamos, el camino jamás será el correcto, y si lo es, será de casualidad.
No es fácil quererse a uno mismo cuando nuestra valía depende de los demás o de lo que suceda a lo largo del día, es decir, cuando depende de algo externo.Por eso es importante darnos cuenta de varias cosas:
1 – Todas las personas poseen una valía incondicional. Es decir: no necesitan ser más ni menos de nada para ser válidas.
2 – Todos somos merecedores de amor de forma incondicional. De nuevo, ver que no depende de nuestras acciones el merecer que nos quieran (y nos queramos).
3 – Estamos en constante crecimiento. Tenemos que seguir aprendiendo y no aferrarnos al aprendizaje sino fluir con él.
Uniendo la autoaceptación con el crecimiento, nos encontramos frente a algo imparable. Alguien que sabe quién es de manera realista y honesta y se valora por ello.
La autoestima no debería de ser una utopía o un gran desconocido, sino una escalera que vamos subiendo poco a poco a base de trabajo interno y constancia.